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Busca tu propia aprobación

Este artículo está dedicado a algo que te limita sin que apenas te des cuenta y que te impide desarrollarte completamente, no solo en una pista, sino en cualquier ámbito de tu vida. Se trata de un comportamiento silencioso y casi invisible, que condiciona casi todas las acciones que realizas o las decisiones que tomas. Ese comportamiento está relacionado con los demás y en gran parte, deja de lado a tu verdadera esencia.

El buscar la aprobación de los demás en los actos que realizas diariamente, se ha convertido en un hábito inconsciente, que provoca que entre otras cosas acabes viviendo la vida que no te corresponde, convirtiéndote en la persona que los demás quieren que seas y no en la persona que quieres ser tú realmente.

Aplicándolo a un ejemplo, en tu vida personal puede que te haya pasado alguna vez, que a la hora de subir una publicación a Instagram o cualquiera otra red social, te has planteado si lo que ibas a subir iba a tener más o menos likes. En tu vida deportiva, puede que te haya sucedido también que en pleno partido, hayas ejecutado un golpe o una acción por el simple hecho de impresionar al que estaba fuera, cuando a lo mejor ese golpe o acción no es lo que mejor se te da o simplemente a niveles tácticos no tocaba en ese momento.

Mirada externa

El que está fuera, pasa por ser un familiar que te ha venido a ver porque ha oído que juegas muy bien y tú no quieres defraudarlo con tu actuación o pasa por ser tu padre, el cual te hace sentir más o menos especial y querido en función de tu resultado. Y lo hace con comportamientos inconscientes, como expresar nerviosismo cuando el resultado está siendo desfavorable, como analizar el porqué se ha perdido y no el cómo se ha jugado o el sonreírte cuando vas ganando y dejar de hacerlo cuando vas perdiendo. Como estos, hasta un largo etcétera.

Todas esas acciones, hacen que tus momentos en la pista se conviertan en la vía que encuentras para reforzar el cariño y amor que otros te dedican gracias a tus actuaciones, lo que hace que poco a poco dejes de disfrutar de tu deporte preferido, conviertiéndolo en una obligación enfocada a no defraudar a nadie.

Estas situaciones van envenenando tu mente, hasta darle más valor a la opinión que tienen los demás sobre ti, que a la que tienes tú sobre ti mismo. Esto aplicado al juego, hace que no solo dejes de disfrutar, sino que tu capacidad de concentración disminuya mucho, ya que estarás expuesto a constantes estímulos externos, que provocarán que dejes de centrarte en lo verdaderamente relevante del juego.

Claramente, el vínculo que existe entre tu lado personal y tu lado jugador/a toma especial importancia, es decir, cuando tu persona está madura, desarrollada y limpia es mucho más fácil conseguir tu mejor nivel, de la otra manera, siempre estarás frenado y bloqueado, debido al miedo que se deriva de estar constantemente pendiente de satisfacer a los demás, para en consecuencia satisfacerte tú. 

El ejemplo más claro que podemos ver, es el de un jugador que baja notablemente su rendimiento en competición en relación a cuando está entrenando. La explicación del por qué de esa baja de rendimiento, es la de sentir miedo a perder. Ese miedo a perder tiene una causa subyacente, que es la de sentir menos aprobación de los demás debido a la derrota, por lo que el miedo real es a no ser aceptado dentro de una sociedad resultadista, que valora más el resultado que los procesos que llevan a él.

Si jugaras para ti mismo y no para los demás, solo te importaría tu propia mejora como medio para superarte a ti mismo, y encontrarías en el camino el verdadero triunfo. Las comparaciones con otros solo llevan a la frustración, porque por lo general y salvo excepciones siempre habrá alguien que te supere.

Si nos enseñaran a querernos a nosotros mismos quizás dejaríamos de buscar fuera el vacío que tenemos por dentro.

Conclusión

Conseguir esto no es nada fácil, ya que estamos influenciados de manera brutal por nuestra sociedad, la cual nos manda constantes mensajes enfocados a agradar a los demás. Como por ejemplo: cómprate este desodorante y ligarás mas, hazte esta operación y los demás te verán más atractiva, cómprate ese reloj y te distinguirás de los demás…etc

Seria conveniente que cada vez que fueras a tomar una decisión sobre alguna cosa, te parases a pensar si la decisión que tomas, la tomas porque es lo que quieres realmente o es por lo que crees que puede gustar más a los demás. Tu felicidad, a veces depende de cómo opinan los demás de ti y eso no puede pasar, ya que la felicidad es un estado natural, es tu mente la que convierte las cosas en malas, inundándote de desanimo e infelicidad.

Como conclusión, toda esta reflexión me lleva a tratar de educar a los más pequeños de una manera diferente a la que se viene haciendo, anteponiendo la ejecución a los resultados y creando en ellos una conciencia de mejora personal y alejada del que dirán.

Manolo Jaén

Fundador y Director de WAY Padel Academy

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